Toda organización social es, por definición, el resultado de la unión de personas para trabajar por objetivos compartidos que benefician a la sociedad. En este sentido, los objetivos comunes y la coordinación necesaria para alcanzarlos son los que determinan el propósito de cualquier organización social.
Para fortalecer las organizaciones sociales, los sectores público y privado deben aprender unos de otros y trabajar juntos para gestionar proyectos. Esto se debe a que cada sector tiene ciertas capacidades, como aspectos sociopolíticos y técnicos. También implica la definición de la estrategia pedagógica y metodológica para el proceso de formación de nuevos agentes y líderes sociales empoderados desde su territorio, como fundación empresarial, como organización territorial y comunitaria, o como organización de apoyo, con el fin de fortalecer la gestión. de organizaciones sociales, además de la asignación de recursos y entidades público-privadas para este fin. Será necesario determinar el propio componente estratégico que apunta a mejorar estas capacidades.
El desarrollo de capacidades para la reflexión crítica sobre las realidades sociales, la toma de decisiones independiente y la acción cooperativa en la dinámica del desarrollo local son ejemplos de empoderamiento. Con esto nos referimos a un proceso que toma dos formas: la autorrealización personal y un proceso grupal mediante el cual la comunidad asume responsabilidad por sus realidades y ejerce influencia sobre sus problemáticas.
A través de este método, se desarrolla un conjunto colectivo de habilidades y circunstancias para satisfacer las demandas ambientales. En este caso, es importante enfatizar que el empoderamiento se piensa como un proceso porque conlleva un componente dinámico, un cambio y una modificación de las relaciones sociales y de las condiciones que conducen a la desigualdad.