Las primeras referencias al concepto de sostenibilidad ambiental datan de 1987, en la Comisión Mundial sobre Medioambiente y Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas. Su definición de sostenibilidad ambiental indica que se trata de la “satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
Por tanto, la sostenibilidad ambiental implica un equilibrio entre el desarrollo económico y social y el cuidado y la protección de la naturaleza, de manera que podamos gestionar eficientemente los recursos naturales de los que disponemos, preservándolos para que las generaciones futuras también puedan usarlos.
Ejemplos prácticos:
Agricultura sostenible
La alimentación es una necesidad básica que debemos satisfacer, por lo que si no queremos empobrecer aún más la tierra tenemos que apostar por unos cultivos sostenibles. La rotación de cultivos o el compostaje, por ejemplo, ya están ayudando a reponer los nutrientes de la tierra para que las plantas crezcan mejor y evitan el uso excesivo de fertilizantes químicos.
Consumo responsable de agua
El agua también es imprescindible para que la mayoría de los seres vivos sobrevivan, por lo que es fundamental usarla de manera responsable. Actos tan sencillos como cerrar bien los grifos, evitar cualquier fuga en las instalaciones o instalar dispositivos de ahorro son algunos ejemplos de sostenibilidad ambiental al alcance de todos. La inclusión de técnicas más sostenibles en la industria textil para reducir el consumo de agua en el proceso de teñido de la ropa es otro ejemplo a nivel empresarial.
Energías renovables
Minimizar el consumo de combustibles fósiles apostando por fuentes de energía más limpias es uno de los principales objetivos de la sostenibilidad ambiental. Además de fomentar la cultura del ahorro energético y promover el uso compartido de vehículos, los Estados también están invirtiendo en la energía eólica, solar o geotérmica para reducir la contaminación que produce la extracción y el uso de combustibles como el carbón y el petróleo.
Reciclaje
El reciclaje es un excelente ejemplo de sostenibilidad ambiental que se puede aplicar en todos los niveles. Las personas pueden reciclar los residuos que generan o dar una segunda vida a productos que ya no usan mientras las empresas pueden sumarse a la economía circular reutilizando materias primas como el papel, plástico, metal o algodón para crear sus productos y disminuir su huella ambiental. Así no solo se logra ahorrar recursos, sino que también se reduce la contaminación atmosférica por las emisiones que suele generar la incineración de residuos.
Ecoturismo
¿Sabías que aproximadamente el 8 % de los gases de efecto invernadero a nivel mundial provienen del turismo? El ecoturismo, en cambio, promueve una forma de viajar más sostenible fomentando la visita de espacios naturales, la estancia en alojamientos sostenibles y la compra de productos de cercanía, para no degradar el medio ambiente y potenciar la economía local.